A los 40 años, Simon Woodroffe se encontraba sumido en la depresión. Estaba desempleado, en pleno proceso de divorcio con su esposa y sin dinero.
"Había tocado fondo", le dijo a la BBC este hombre nacido en Gran Bretaña. "Realmente tuve que luchar para salir de eso".
Pero esa crisis lo motivó a buscar una solución, que lo llevó a crear la famosísima cadena de restaurantes Yo! Sushi.
Hoy es un empresario multimillonario, que viaja por el mundo como conferencista motivacional.
Woodroffe se cayó, pero no se quedó abajo. Sacó el rostro del barro y trajinó la mente hasta encontrar una idea que lo sacara de la pobreza. Sin duda es un ejemplo de superación personal, ya que construyó un imperio de la nada y contra todo pronóstico.
La crisis lo impulsó
"La desesperación fue lo que me motivó a fundar Yo! Sushi", asegura Woodroffe. "Es la respuesta que siempre le doy a las personas cuando me preguntan cómo se me ocurrió crear el restaurante".
Woodroffe pasó momentos muy duros, pero fue valiente en la adversidad. Antes de crear Yo! Sushi pasaba los días en su casa sin tener en qué ocupar el tiempo. Reconoce que fue una época de mucha tristeza y desolación.
Trabajó durante años en la industria de la música y la televisión, pero jamás pudo ahorrar lo suficiente. Así que cuando dejó su empleo, se vio sin un centavo en el bolsillo.
Pero tampoco le motivaba regresar a hacer lo de siempre. Woodroffe tenía un sueño, el de emprender su propio negocio.
La gran idea
Fue entonces cuando un buen amigo japonés le propuso iniciar un negocio casi inédito en Inglaterra, pero que en la Tierra del Sol Naciente era todo un éxito: un restaurante de sushi con el sistema de cinta transportadora, lo que se conoce como sushi train o Kaitenzushi.
De esa manera nació Yo! Sushi, una cadena de restaurantes que ya cuenta con más de 70 sucursales en el Reino Unido, Europa y Japón.
Woodroffe pasó de la pobreza a la fortuna. Eso no hubiese ocurrido de haberse conformado con volver a su antiguo trabajo o no atreverse a emprender su propio negocio.
El sube y baja de la vida
Woodroffe pudo comprobar que la vida no es una línea recta. Que tiene picos y, por tanto, tiempos buenos y otros no tan buenos.
Durante su juventud trabajó como diseñador de escenarios para reconocidas bandas de rock y viajaba por todo el mundo con su trabajo. Pero la industria de la música fue cambiando y su cargo ya no era tan solicitado como antes.
Luego trabajó un par de años en la televisión, pero ganaba poco dinero. Entonces renunció con la esperanza de ser su propio jefe. Fue en esos tiempos, en los que se encontraba sin empleo, cuando su esposa le pidió el divorcio.
Quería emprender algo pero no sabía qué. Sin embargo, lo más importante es que aunque el barco se movió con fuerza en la tormenta, Woodroffe nunca abandonó el sueño de ser un empresario con su propia marca.
Restaurante de lujo
Woodroffe comenzó a investigar sobre el negocio del sushi train, y se enteró de que este sistema había tenido mucho éxito en Japón, donde existían alrededor de 2.500 locales de ese estilo.
Cuando supo que en Londres había un restaurante de sushi train, comenzó a pensar en el elemento diferenciador.
Fue cuando decidió orientar Yo! Sushi en una "experiencia de lujo" para la clase alta de Londres. Obtuvo un préstamo de $300.000 (€258.660) por parte de un banco de Inglaterra e inició su súper exitoso negocio.
En 1997 inauguró su primer restaurante en Londres. Pero los clientes no llegaban.
"La primera semana nadie entró. La segunda semana, no mejoró mucho", rememoró Woodroffe. "Pero el segundo sábado, sin ninguna razón, teníamos una fila que le daba la vuelta a la manzana. Y la seguimos teniendo durante los siguientes dos años. Era como una especie de récord mundial".
Esta anécdota de Woodroffe nos recuerda que muchas veces las cosas no salen bien al primer intento, pero eso no quiere decir que debamos tirar la toalla.
"Si la gente no hubiera entrado, lo habría perdido todo. Pero fue un alivio increíble que el negocio funcionara. Un año después tenía un millón de dólares en el banco", anotó.
Woodroffe vendió su parte en Yo! Sushi en el 2008, pero retuvo una participación del 22% y todavía recibe un canon anual del 1% sobre las ventas totales.
El nombre del restaurante lo asumió como un amuleto y entonces emprendió otros negocios como la cadena hotelera YOTEL y la constructora Yo! Home.
Cuando voltea hacia atrás recuerda los momentos difíciles, pero con el orgullo de haber salido hacia adelante:
"Tenía 40 años y realmente pensé que nunca me iba a recuperar. Realmente pensé que me iba a convertir en un anciano amargado. Estoy orgulloso de lo que he logrado. No estaba seguro de que lo fuera a lograr, pero lo hice, conseguí escapar del abismo".
Actualmente habla por todo el mundo en eventos corporativos y promocionales, y ha sido invitado especial al Festival de Edimburgo para hablar sobre sus empresas, incluyendo YO Company!.
[Fuente: BBC]