Aunque mi primer trabajo formal fue como vendedor de tarjetas de crédito y conocía a perfección el funcionamiento de ellas, rápidamente quedé atrapado en las mismas. Llegué a pensar que era normal tener deudas y que la única forma de tener algo era comprando al crédito.
Había visto a mis abuelitos ser un ejemplo de ahorro, no compraban nunca nada que no tuvieran el dinero para adquirir. Sin embargo para un joven, el tener todo lo que uno quiere con tan sólo pasar la tarjeta de crédito se volvió una manera de vida.
No pasó mucho tiempo antes de llegar a tener simultáneamente nueve tarjetas de crédito, de las que el pago mínimo era superior a lo que ganaba mensualmente. Aún así, creía que si pagaba cumplidamente los pagos mínimos, todo seguía estando bien, lo importante era mantener un buen récord crediticio.
Cuando los pagos mínimos de tus deudas exceden lo que ganas, entonces los problemas se incrementan, llegué a tener que sacar dinero en efectivo de una tarjeta de crédito para pagar la otra. Estrategia que, si bien me daba respiro, también hacía cada día más profundo el hoyo.
Comencé a esforzarme por generar más ingresos, a fin de poder afrontar esa enorme carga de deudas. Sin embargo, no importaba qué tanto me esforzara y cuánto ganara, parecía que tener siempre deudas era algo a lo cual me tenía que resignar.
Recuerdo perfectamente en mis primeros días de casado, cuando mi esposa vio el estado de cuenta de la deuda más grande que tenía, vi su cara de susto y seguidamente la frase: “¿todo eso se debe?”. Mi respuesta fue: “sí, pero lo tengo controlado, estoy al día y hasta soy considerado un cliente A”. La respuesta no fue una excusa o sólo una reacción ante su pregunta, era lo que realmente pensaba.
Al cabo de unos días, la pregunta de mi esposa se asentó en mi mente y corazón, pasó algo que cambió mi vida financiera a partir de ese momento, me di cuenta que tener deudas no era lo normal, lo normal era ser libre de la esclavitud de las deudas y decidí hacer algo al respecto.
En ese momento no sabía qué hacer, pero había decidido hacer algo para solucionarlo. Luego de un proceso de algunos años, te puedo compartir que hay principios que funcionan, que me ayudaron a mí a salir de todas mis deudas de tarjetas de crédito y que pueden ayudarte a ti también.
Te comparto 3 pasos que te pueden ser muy útiles para salir de las deudas de tarjetas de crédito:
1. Necesitamos hacer un diagnóstico.
Una vez hemos reconocido que tenemos un problema y tomado la decisión de solucionarlo, el siguiente paso es saber la condición financiera exacta en la que nos encontramos. Para ello es necesario que hagamos un listado completo de todas las deudas que tenemos, tanto las legales (firmados en contratos) como las de honor (préstamos a familiares y amigos hechos con nuestra palabra).
Este listado de deudas debe incluir toda la información posible, como mínimo:
- A quien se le debe (nombre de la institución)
- Cantidad total que se debe de cada una
- Pago mensual mínimo
- Tasa de interés anual
- Persona de contacto.
2. Crear un plan de acción
Cuando ya tenemos en papel el listado completo de deudas, es necesario implementar un plan de acción que te permita dar los pasos para salir de deudas. Este plan de acción se compone de:
A) No endeudarse más. De lo contrario todos los demás esfuerzos serán inútiles.
B) Generar excedentes a utilizar para el pago de deuda, algunas formas son:
- Minimizar gastos. A mayores compromisos, más estricto se debe ser en la erogación de dinero.
- Incrementar ingresos con trabajos secundarios, horas extras, etc.
- Vender activos que pueda acelerar nuestro proceso de pago de deudas.
C) Hacer el plan de pago de deudas de tarjetas de crédito de la siguiente forma:
- El listado de deudas ordenarlo de la deuda menor a la mayor
- Negociar con los acreedores para tener las cuotas mensuales más bajas.
- Pagar el mínimo mensual de todas las deudas y el excedente que hemos generado abonarlo a la deuda más pequeña.
- Al pagar por completo la deuda más pequeña, añadimos lo que pagábamos de ella, a la siguiente deuda menor.
- Así sucesivamente hasta pagar por completo todas las deudas.
- Al terminar de pagar todas las deudas, el dinero que se utilizaba para pago de deudas, debe ir ahora al ahorro.
3. No te endeudes más
Una vez que has logrado pagar todas tus deudas de tarjetas de crédito, debes prometerte no adquirir una deuda más. Esa simple promesa, te hará vivir una vida libre de deudas, que no es poca cosa hoy en día.
Cuando te sientas con la tentación de adquirir una nueva deuda, recuérdate todo el esfuerzo, sudor y lágrimas que te costaron salir de ellas. Aprende a vivir feliz con lo que tienes, sea poco o mucho.
Considera el consejo de Epicúreo: “Cualquiera que no estime lo que posee como la riqueza más vasta, es infeliz, aunque sea el dueño del mundo”.
Esa decisión que tomé de salir de todas mis deudas, sin planearlo se convirtió en un llamado que ha sido parte de mi vida los últimos 6 años, compartir ánimo y herramientas para alcanzar la libertad financiera una familia a la vez.
Estoy convencido que tu puedes hacerlo también, te animo a poner en práctica estos pasos y recordarte de este proverbio chino: “El mejor tiempo para plantar un árbol fue hace 20 años, el segundo mejor es hoy.”
Artículo escrito por Cesar Tánchez, reconocido empresario, mercadólogo, autor de libros de desarrollo personal y orador motivacional guatemalteco. Si te gustó, asegúrese de seguir las redes sociales de Cesar Tánchez en Facebook, Twitter, YouTube o ingresa tu correo aquí y recibe periódicamente información que te ayuden a tener una vida abundante y feliz.