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¿Cómo te sentirías si te regalan 10 dólares?

¿Cómo te sentirías si te regalan 10 dólares?
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Hola amigos, ¿Cómo te sentirías si te regalan $10? Me imagino que muy bien. Si bien para algunas personas puede ser una cantidad grande o pequeña, lo cierto es que son $10 que no teníamos y seguro le podemos dar un buen uso.

Ahora bien, supongamos que la misma persona dadivosa en lugar de darte el dinero a ti, le dice a un amigo tuyo que le regala un billete de $100 con la condición de que te comparta una parte de ese dinero. Este amigo te da $10 y se queda con $90. ¿Cómo crees que te sentirías?

Si eres como la mayoría de personas, quizás sientas que acabas de ser parte de una gran injusticia, muy probablemente te cuestiones seriamente la amistad que creías tener con tu amigo. Frustración, enojo, decepción, pueden ser algunos de los sentimientos que provoque esta distribución no equitativa.

Ahora bien, si lo analizamos despacio, en cualquiera de los dos escenarios el resultado final es el mismo, un obsequio de $10. ¿Por qué entonces nos hace sentir molestos el segundo escenario?

La economía conductual respondería en una palabra: irracionalidad, ya que no importando las circunstancias o las formas, estaríamos mejor que antes al tener $10 en la bolsa. Yo me animo a dar una respuesta diferente: la frustración es ocasionada por la comparación. El tener una referencia nos genera un criterio que influye directamente en nuestros sentimientos.

En una entrevista que Tim Ferris le realizó a Arnold Schwarzenegger le preguntó cómo logró sobreponerse a una niñez que era extremadamente precaria. La respuesta me sorprendió, indicó que "él nunca se sintió pobre porque todos vivían igual, hasta que vivió en otra realidad se dio cuenta de la escasez financiera que había vivido."

Me hizo recordar la parábola descrita por Jesús en la cual describe a un propietario que sale a contratar trabajadores para su viñedo. Acuerda pagar el salario normal de un día de trabajo. A unos los contrató al inicio de la jornada, a otros a las nueve de la mañana, al mediodía, a las tres de la tarde y finalmente a las cinco de la tarde. Al finalizar la jornada todos reciben el mismo pago correspondiente a un día de trabajo, algo que enoja grandemente a los que iniciaron más temprano la jornada.

¿Injusticia? No, el dueño del viñedo pagó la tarifa justa y acordada. ¿Cómo se habrían ido los trabajadores que iniciaron más temprano recibiendo el pago convenido, sin darse cuenta del pago que recibieron los que trabajaron menos? Seguramente satisfechos de haber tenido trabajo ese día y poder llevar el sustento a casa. El pago era justo hasta que la comparación les hizo pensar de forma diferente.

La comparación nos roba el placer de disfrutar lo que tenemos, no importa si tenemos un yate o una bicicleta. Si bien no podemos evitar ver lo que sucede en nuestro entorno, sí es posible vencer la comparación a través de una constante y genuina gratitud.

La gratitud nos permite estar contentos, no importando cuál sea nuestra situación, ya sea poco o mucho. Si bien la gratitud no es algo inherente en el ser humano, sí es algo que podemos y debemos aprender.

Quizás no sea fácil hacerla parte natural de nuestra vida, pero seguro nos traerá enormes beneficios, como quitarnos estrés innecesario y traer un deleite extremo por todo lo que tenemos el privilegio de disfrutar este día.

Artículo escrito por Cesar Tánchez, reconocido empresario, mercadólogo, autor de libros de desarrollo personal y orador motivacional guatemalteco. Si te gustó, asegúrese de seguir las redes sociales de Cesar Tánchez en Facebook, Twitter, YouTube o ingresa tu correo aquí y recibe periódicamente información que te ayuden a tener una vida abundante y feliz.

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