La ciudad canadiense de Burnaby, Columbia Británica, es similar a la mayoría de las ciudades dormitorios que existen en América del Norte. Donde la mayoría de sus residentes viajan a ciudades vecinas a trabajar --en este caso proveniente de Vancouver-- todas las mañanas y luego regresan a sus hogares suburbanos por la noche.
Sin embargo, hay una cosa que distingue a Burnaby de otras: a la vuelta de la esquina de uno de los dos almacenes "solo para miembros" Costcos de la ciudad, se encuentra la sede de una pequeña startup que se acerca cada vez más a la solución de los problemas energéticos del planeta y se conecta a un mercado, aún intacto, valorado en billones de dólares.
Se trata de General Fusion. Esta nueva startup no se parece a las empresas emergentes de Silicon Valley, con fundadores excéntricos, rápido crecimiento y millones en ingresos, aunque sí cuenta con Jeff Bezos, Microsoft, entre otros como inversionistas y socios.
Este proyecto fue iniciado en 2002 por el físico Michel Laberge, para entonces de 40 años de edad, quien dejó un trabajo lucrativo en una empresa de impresión láser para seguir una pasión poco convencional: el desarrollo de la energía de fusión (que es la energía liberada al realizarse una reacción de fusión nuclear).
Laberge, que ahora es el científico jefe de la compañía, se sintió atraído por la fusión nuclear debido a sus posibilidades de cambio mundial. A diferencia de la fisión nuclear, que consiste en dividir los átomos más pesados para crear otros más livianos y que puede producir residuos radiactivos, la fusión no produce gases dañinos para el medio ambiente, no genera residuos nucleares, no se puede convertir en un arma y es casi imposible que cause un derrumbe de la central eléctrica.
La fusión se produce cuando dos átomos de luz se fusionan para formar uno más pesado, creando energía en el proceso. Es el mismo proceso que alimenta el sol y las estrellas.
También utiliza deuterio, un átomo que se encuentra en el hidrógeno, que es un ingrediente clave en el agua, por lo que hay poco riesgo de quedarse sin los átomos necesarios para hacer la fusión.
Según Live Science, "un galón de agua de mar puede producir tanta energía como 300 galones de gasolina."
No es de extrañar entonces, que multimillonarios cómo Bezos, compañías como Cenovus Energy y otros, hayan invertido más de $127 millones (€112,7 millones) en General Fusion, según el sitio Crunchbase.
También, otros miles de millones de dólares más se han invertido en otras dos docenas de nuevas empresas de fusión nuclear, iniciativas gubernamentales y grandes proyectos empresariales, como el reactor de fusión compacto de Lockheed Martin.
Hasta ahora, nadie ha comercializado la fusión nuclear, pero la competencia está en ser el primero en descubrirlo.
Quienquiera que lo logre, podrá llevar energía a los más de 1.000 millones de personas que no tienen acceso a la electricidad o a autos eléctricos. Así como también ayudar a las compañías a operar negocios sin tener que crear emisiones dañinas. Asimismo, verán un retorno masivo de sus inversiones.
"El mercado es infinitamente grande", dijo Christofer Mowry, CEO de General Fusion. "No hay nada que sea más transformador para el espacio energético que la fusión".
La larga vida del proceso de Fusión
El concepto de fusión ha existido durante casi un siglo. Los rusos fabricaron el primer reactor nuclear en la década de 1960 para probar diversas teorías científicas.
Si bien el concepto ha sido probado, la comercialización de la fusión sigue siendo difícil de alcanzar. Ya que se trata de un proceso complejo que solo puede ocurrir en temperaturas de 100 millones de grados centígrados.
Además, las partículas también deben permanecer muy cerca unas de otras y el plasma, que es el gas ionizado que se crea durante el proceso de fusión, debe estar constituido o puede correr el riesgo de irse a la deriva.
Este proceso también debe realizarse de manera económica y lo suficientemente eficiente para que pueda ser utilizado por personas de todo el mundo.
"Aún no tenemos un reactor que sea energía positiva en términos de flujo de energía", dijo Ariel Cohen, experto en fusión y miembro principal de Atlantic Council. "Se necesita mucha energía para contener el plasma, pero esperamos que alguien pueda llevarlo a cabo y además hacerlo económicamente viable".
Lo que hace las cosas más complicadas es que puede haber varias formas de crear las condiciones para que ocurra la fusión y cada compañía está intentando algo un poco diferente.
Algunos, como el Reactor Experimental Termonuclear Internacional, conformado por una coalición de gobiernos, que están tratando de hacer viable la fusión, utilizan el Tokamak, que emplea imanes para evitar que el plasma se escape y se enfríe.
Otros usan láseres para comprimir rápidamente el hidrógeno en pellets congelados, que son 1000 veces más densos que la materia ordinaria y pueden lograr un impulso momentáneo de fusión.
Por su parte, General Fusion utiliza un híbrido de ambos, aunque no usa láseres. Se basa en inyectar plasma, que está rodeado de metal líquido en una cámara de compresión, donde los imanes ayudan a contener el gas. Luego, los pistones ejercen presión sobre la cámara para comprimir el plasma a las condiciones de fusión. Y como resultado, el metal líquido, ahora calentado, se convierte en calor que luego se transforma en electricidad.
Carrera por la comercialización
Todavía existe una pregunta abierta, sobre cuándo, y si se puede comercializar la fusión. Mowry dijo que General Fusion ha construido todos los componentes para crear un reactor, pero ahora necesita desarrollar un prototipo que tomará cinco años de tiempo.
Después de eso, tomará más tiempo construir plantas a gran escala que puedan usarse para impulsar ciudades enteras.
Otras empresas han efectuado diversos grados de progreso. Por ejemplo, Commonwealth Fusion Systems, una empresa comercial creada por el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), está a unos siete años de crear un reactor Tokamak con mayor eficiencia energética.
Commonwealth Fusion Systems, en asociación con MIT, está creando imanes a partir de óxido de cobre y bario de rare-Earth, que es un material superconductor recientemente comercializado.
"Necesitamos diseñar la máquina de próxima generación, que pueda producir más poder de fusión que la energía necesaria para calentarla", dijo el Dr. Martin Greenwald, subdirector del Centro de Ciencia y Fusión de Plasma del MIT. "Creemos que podemos hacerlo en un tiempo relativamente corto".
Incluso, "cuando sus componentes son creados," -actualmente se encuentra en la fase I&D y es probable que no comience a construir componentes durante otros dos años y medio, dijo Greenwald- "todavía se tendrá que crear una planta piloto para ver si funciona. Entonces es cuando hay que comercializarlo," aclaró.
Lockheed Martin, con sus décadas de experiencia en ingeniería y conexiones gubernamentales, espera desbloquear la energía de la fusión mediante la creación de un reactor compacto que es 10 veces más pequeño que los reactores existentes.
Martin dice que está tratando de imitar la forma en que el sol crea la fusión. Su reactor cilíndrico, al cual llama pequeña botella magnética, es similar a un Tokamak, pero es mucho más pequeño y utiliza una tecnología magnética diferente.
Por su parte, Cohen dijo, que si bien no es un sueño imposible, tampoco puede estar tan cerca de la realidad.
"Este es un campo que durante décadas ha demostrado ser difícil de dominar", añadió. "Cada 10 años se habla de cómo vamos a estar cerca de un gran avance y realmente espero que lo estemos".
Sin embargo, Greenwald cree que la industria se está acercando a unir todas las piezas. Él piensa que la tecnología magnética de MIT va a funcionar, pero lo más importante, es que solo quiere que alguien traiga esta tecnología al público.
Reconsiderando la energía de fusión:
Mowry, quien también confía en que su tecnología será la primera en el mercado, acepta que cuanto más mejor. Si bien el intento de comercializar ha durado décadas, no cree que las empresas o los inversores se cansen de esperar.
"A los inversores les encanta. Responde al desafío existencial del cambio climático, que motiva a muchos inversores privados."
A muchos inversores les gusta que la fusión no sea un arma que pueda causar daño, que no genere desperdicio a largo plazo. Asimismo, lo ven como una oportunidad de acceder a un mercado "intocado" valorado en $10 billones (€8,9 billones).
Con información del sitio CNBC: Make It. Síguelo en Facebook, Twitter.