Durante la última década y media, la economía de Uruguay ha sido resistente, ayudando a reducir la pobreza y elevando los ingresos a uno de los niveles más altos de la región.
Sin embargo, "recientemente el crecimiento se ha moderado y el país enfrenta los desafíos de la baja inversión, la disminución del empleo y un clima externo incierto," dijo el FMI en su revisión económica anual.
Aquí hay cinco conclusiones clave del último informe que arrojó luz sobre la salud económica de Uruguay, así como sus perspectivas.
Crecimiento: aunque el consumo continuó apoyando la demanda interna, la inversión privada se mantuvo lenta y las exportaciones netas (el valor de las exportaciones totales de un país menos el valor de sus importaciones totales) se tornaron negativos, lo que pesó sobre el crecimiento.
Además, una severa sequía en el primer trimestre de 2018 condujo a menores rendimientos de los cultivos de verano (particularmente la soja). Se proyecta un crecimiento cercano al 2 por ciento en 2018 y 2019, lo que refleja una combinación de la debilidad en la demanda de los socios regionales y el repunte esperado en la agricultura y la inversión. Se espera que se recupere en 2020 al 3 por ciento.
Instituciones sólidas: se necesitará mantener el sólido historial de Uruguay, basado en instituciones sólidas y políticas económicas, para enfrentar el empeoramiento del entorno externo. Como una pequeña economía abierta, Uruguay es vulnerable a los cambios en el sentimiento del mercado global y los efectos secundarios regionales.
Las políticas económicas sólidas, como la diversificación de las exportaciones y los destinos, la gestión prudente de la deuda, el prefinanciamiento de las necesidades de financiamiento externo, la reducción de las vulnerabilidades del sector bancario y las amplias reservas, han ayudado a Uruguay a resistir las crisis regionales.
Deuda: poner la deuda en una trayectoria descendente puede ayudar a contener los riesgos fiscales. Una reducción en el déficit presupuestario general del gobierno, que debería provenir de la reducción del elevado nivel de gastos actuales, ayudaría a colocar la deuda en una trayectoria firme hacia abajo. Además, las tarifas de servicios públicos deben ajustarse de acuerdo con la estructura de costos y las necesidades de inversión de las empresas públicas.
Inflación: es importante que la inflación se acerque a la mitad del rango objetivo para anclar las expectativas de inflación. A partir de mediados de 2018, la inflación había aumentado por encima del rango meta, reflejando el impacto de la sequía y la depreciación del peso, y actualmente se ubica en 7.4 por ciento.
La postura de la política monetaria debe continuar ajustándose hasta que la inflación y las expectativas se acerquen a la mitad del rango objetivo (5 por ciento).
Reformas: las políticas estructurales pueden ayudar a garantizar que los ingresos continúen alcanzando niveles avanzados de economía. Esto podría incluir la creación de más espacio de gasto presupuestario del gobierno para invertir aún más en infraestructura, por ejemplo, el reciente proyecto de ferrocarriles.
La reforma del sector educativo también ayudaría a equipar a los solicitantes de empleo para el mercado laboral impulsado por la tecnología. Además, la inversión privada puede apoyarse mejorando el entorno empresarial general y el acceso a la financiación.
Artículo escrito por Fernando Bruccoleri, reconocido empresario de tecnología y experto en redes sociales. Para conocer más, síguelo en Facebook, Twitter.