Todos soñamos con la posibilidad de que algún día, dé la noche a la mañana, podamos convertirnos en millonarios al ganar la lotería. Incluso quizás hasta has pensado en qué gastarías el dinero si llegaras a ganarte el premio gordo.
Sin embargo, la realidad de algunas personas que han ganado la lotería no suele ser tan alentadora. Muchos han caído en banca rota años después de haber ganado una fortuna. Algunos han visto su vida arruinada después de hacerse millonarios tras ganar el jackpot.
Ese es el caso de Andrew "Jack" Whittaker, quien se ganó la increíble suma de $315 millones (€280 millones) del Jackpot de la lotería estadounidense Powerball, un 25 de diciembre de 2002 a las 11:00pm -hora que anuncian los números ganadores- el mismo Día de Navidad.
¡Pero su vida cambiaría ese día también, y no para mejor!
Para esa época, la cantidad de $315 millones fue un récord para la historia de la lotería. Entonces Whittaker tenía 55 años y vivía en un pueblito llamado Jumping Branch en el estado de Virginia Occidental (West Virginia, en inglés).
"Solo quiero agradecer a Dios por permitirme elegir los números correctos... o dejar que la máquina elijirá los números correctos," dijo a los periodistas mientras reclamaba su premio.
A diferencia de muchos otros ganadores de lotería, para ese tiempo Whittaker no estaba pasando por un mal momento, sino todo lo contrario.
Antes de ganar el Powerball, él ya era el presidente de una exitosa compañía de tuberías de agua y alcantarillado en West Virginia, tenía un patrimonio neto superior a los $17 millones (€15 millones) y le compraba ropas caras y le hacia regalos de lujo a su esposa y su nieta favorita, Brandi Bragg, quien vivía con ellos a tiempo parcial.
Ese 25 de diciembre en camino a su trabajo, Whittaker paró para desayunar y echar combustible en una gasolinera (o tiendas de conveniencia) en el pueblito de Hurricane, donde sin imaginarlo, también compraría el boleto ganador.
"Ganar la lotería le daría algo que la riqueza empresarial nunca hizo: le daría [Fama]."
Una vez ganado los $315 millones, el jackpot más grande -ganado por solo "una persona"- en la historia de la lotería estadounidense y descontarle los impuestos, Whittaker escogería la "opción pago único" y se llevaría a casa la todavía increíble suma de ¡$113.386.407 dólares en efectivo, alrededor de €106 millones! - Y fue ahí donde su vida se descarriló.
En la víspera de Año Nuevo de 2002, Whittaker entró en el "Pink Pony", un club de bailes exóticos, "puso $50.000 dólares en efectivo sobre la barra e invitó a todos en el club," dijo dueña del club, Sra. Arnold. Se había molestado con Jewell, su esposa, y quería quedarse toda la noche fuera, agregó la dueña.
Jeff Caplinger, socio de la Sra. Arnold y manager del club de striptease dijo:
"Que Whittaker visitaba con frecuencia el club, venía con mucho dinero en efectivo, con un gran séquito de amigos y manos sueltas."
En agosto del 2003, menos de un año después de haber ganado la lotería, Whittaker sería asaltado mientras estacionaba su coche en otro Strip club (de bailes exóticos), el cual visitaba también con frecuencia y siempre traía un maletín lleno de dinero con él. Los ladrones se harían con $545.000 (€485.000) en efectivo que habían en el maletín.
Cuando se le preguntó por qué tenía tanto dinero en efectivo, respondió: “porque puedo”.
En otro incidente, dos empleados del mismo club, el gerente general y una bailarina que estaban vinculados románticamente, serían arrestados y acusados de un complot para poner drogas en las bebidas de Whittaker y luego robarle.
Quizás pensarías que Whittaker aprendería la lección y dejaría de salir con tanto dinero en efectivo, o tal vez encontraría otro Strip club para pasar el rato. No fue así. A finales del 2004 su coche nuevamente fue robado y esta vez lo asaltantes se llevaron $200.000 (€177.445) en efectivo, que después fueron recuperados.
Los eventos desafortunados siguieron llegando para Whittaker y su familia.
En septiembre del 2004, Jesse Tribble, el novio de 18 años de edad, de su nieta sería hallado muerto en la casa de Whittaker en Teays Valley, West Virginia. El parte forense indicaría que había muerto por una sobredosis de droga (combinó oxicodona, metadona, meperidina y cocaína).
A finales de ese mismo año, el 20 de diciembre, su nieta de solo 17 años, sería encontrada muerta en la propiedad de un amigo después de que fuera reportada como desaparecida el 9 de diciembre. Su cuerpo fue envuelto con una lona de plástico y arrojado detrás de una vieja camioneta. Nadie fue hallado culpable. Se encontraron cocaína y metadona en su sistema, pero la causa de la muerte fue catalogada como "indeterminada".
El dinero que uso Brandi para comprar las drogas provenía de la fortuna de Whittaker, ya que le daba un estipendio de $2.100 (€1.865) semanales para sus gastos.
A los cuatro años de haber ganado el jackpot del Powerball, Whittaker había perdido toda su ganancia de $113 millones y también los $17 millones que tenía antes de haberse llevado la lotería. Estaba siendo demandado por el casino Caesars Atlantic City por cheques que rebotaron con el valor de $1,5 millones (€1,3 millones). Esos cheques debían cubrir sus pérdidas de juego.
Luego, en julio del 2009, su hija de 42 años Ginger Whittaker Bragg sería hallada muerta. No se dio ninguna explicación acerca de su muerte (sufría de un linfoma recurrente), tampoco hubo sospechas de asesinato, según la policía local.
Y como si no fuera suficiente, el 2 de diciembre de ese año su casa se incendió totalmente y no estaba asegurada.
Los problemas lo empujaron hacia el alcoholismo y se divorció de su esposa.
Jewell, quien se divorció de su esposo poco después de la muerte de Brandi, culpó a la lotería por destruir a su familia. Jack Whittaker estuvo de acuerdo:
“Mi nieta está muerta por el dinero. Mi esposa me dejo. Me dijo que desearía haber roto el boleto de lotería... estoy 100% de acuerdo. No me gusta la persona en la que me convertí”, le dijo Whittaker a ABC.
Pero a pesar de todos estos problemas, Jack tuvo un corazón muy grande:
Inmediatamente después de ganar la lotería, uno de sus primeros actos fue comprarle una casa valorada en $123.000 y una camioneta Dodge Ram de $44.000 a Brenda Higginbotham, la cajera de la tienda quien le vendió el boleto ganador.
Por todos los lados le empezaron a salir familias y amigos con problemas de salud, deudas y otras cosas para que él los ayudara.
"Muchos de ellos le decían que tenían cáncer o que su hijo se estaba muriendo, etc...," dijo Higginbotham a la revista. “Les contaban desgarradoras historias con el objetivo de obtener dinero de él. Cosas que a cualquiera le darían lastima y que hasta incluso ganas de ayudarles."
Whittaker también prometería dar el 10% de sus ganancias a organizaciones benéficas cristianas, incluidas varias iglesias afiliadas a la "Iglesia de Dios", en el sur del estados de West Virginia.
Una de las congregaciones beneficiarias de la generosidad de Mr. Whittaker, construiría una enorme iglesia de varios millones de dólares en el pueblito de Hurricane.
También donaría $14 millones (€12,3 millones) para establecer su propia fundación, llamada: "Jack Whittaker Foundation", una organización sin fines de lucro que proporciona alimentos y ropa a familias de bajos ingresos en zonas rurales de West Virginia.
Aunque estableció una fundación para beneficiar a familias de bajos ingresos, construyó iglesias, financió becas universitarias y donó a los necesitados, Jack Whittaker nunca pudo escapar de su propio demonios y problemas, que peor aún, plagaron a toda su propia familia.
Artículo original en inglés publicado en Celebrity Net Worth. Síguelos en Facebook, Twitter.