“Construí lo que construí yo solo”. Una narrativa amplificada durante mucho por Donald Trump, actual presidente de los Estados Unidos, para reflejar la riqueza de sus bienes.
Este alarde ha estado desde hace mucho tiempo en el núcleo de la mitología de Mr. Trump, una persona que logró convertirse, según él, en un multimillonario gracias a su propio esfuerzo.
Las historias motivacionales, contadas con frecuencias por entusiastas del mundo de los negocios, señalan que un joven Trump, "aceptaría un modesto préstamo de solo $1 millón por parte de su padre Fred". Considerado como una leyenda del sector de la construcción inmobiliaria en los Estados Unidos, a través de su inteligencia y astucia para los negocios, transformaría ese préstamo en un imperio multimillonario global.
Es un clásico relato de cultura norteamericana sobre la ambición y autodeterminación para lograr ser multimillonario, pero según el New York Times, al parecer todo esto resultó ser un gran engaño.
A excepción de qué, como mucho de lo que Trump ha estado vendiendo al público estadounidense en los últimos años, estas historias sobre sus orígenes resultaron ser toda una farsa, una versión de la realidad tan elaboradamente embellecida -- la mayoría de las veces por él mismo -- que califica como una película de ficción más que como una biografía real de un emprendedor.
La creación de esta conocida historia, involucra un gran nivel de actividades éticamente muy improvisadas inclusive rozando la ilegalidad, el NYT encontró.
Como reveló la investigación bastante completa por el periódico neoyorquino: "Trump, no se hizo multimillonario por sí solo y mucho menos, por su propio esfuerzo."
Un grupo de evidencias publicadas por el New York Times, sobre las finanzas del presidente #45 de los Estados Unidos de América, entra profundamente en desacuerdo con la historia que originalmente Mr. Trump ha comercializado en sus libros, sus programas de televisión, en su campaña presidencial y hasta en su vida política.
A continuación, la investigación del New York Times sobre las finanzas de la familia Trump, sin precedentes en cuanto a alcance y precisión. Estas ofrecen la primera visión integral de la fortuna heredada y los esquemas fiscales que garantizaban a Donald J. Trump una vida dorada.
En la versión ofrecida por el mito de los negocios inmobiliarios Donald J. Trump, de como se hizo multimillonario 'self-made', se refleja a él mismo, como el artífice quien multiplicó el pequeño préstamo de tan solo $1 millón que le había realizado su padre; Y qué, propias palabras de Mr. Trump en una entrevista: “Tuve que pagárselo de regreso... ¡con intereses!”.
El imperio Trump sobrepasaba los 10 mil millones de dólares y su nombre "TRUMP", adornaría las fachadas de los más grandes hoteles, rascacielos, casinos, líneas aéreas y campos de Golf en todo el mundo.
La propia versión de Trump en esta historia, alagaban a un hombre con muchas agallas que superaría un sinnúmero de obstáculos, una historia en la que su padre Fred Trump, se convertiría en un espectador más.
Pero la verdad, es qué salió a relucir las enormes recompensas financieras perfectamente elaboradas que recibió Donald Trump del negocio de su padre, desde que comenzó a caminar a la edad de 3 años, Trump ya reportaba ingresos anuales de lo que en la actualidad equivaldría a unos $200.000 (€170.000) al año.
A la corta edad de 8 años, Trump ya se había convertido en millonario.
Cuando cumplió los 17 años de edad, su padre le otorgó una participación en unos de su edificios en Nueva York de 52 apartamentos. Poco después de que se graduara de la universidad, el actual presidente de los EE.UU recibiría el equivalente de $1 millón al año de su padre. Ese dinero aumentaría con los años, a más de $5 millones al año en sus 40s y 50s años.
Estos beneficios, no solo incluyeron las ventajas comunes de nacer en una familia rica y acomodada. También incluían las conexiones, accesos a créditos, redes de protecciones incorporadas para los Trump, se involucrarían donaciones falsas de efectivo, esquemas fiscales y decenas de millones de dólares en “prestamos” de los que nunca se pagarían intereses o simplemente nunca se pagarían.
Fred Trump, inclusive compró varias propiedades y empresas, en las que nombró como propietarios totales o parciales a sus hijos, quienes cosecharían tangiblemente todas las ganancias.
"Fred fue muy tenaz y creativo en encontrar maneras de canalizar su riqueza a sus hijos. Hizo de Donald no solo su empleado asalariado sino también su administrador de propiedades, arrendador, banquero y consultor. Le otorgó préstamo tras préstamo, muchos nunca lo pago. Le proporcionó dinero para su automóvil, dinero para sus empleados, dinero para comprar acciones, dinero para sus primeras oficinas en Manhattan y dinero para renovar esas oficinas. Le dio tres fondos fiduciarios. Le dio participaciones en múltiples sociedades. Le regalo cheques de hasta $10.000 para Navidad. Le otorgó los ingresos de lavandería de uno de sus edificios."
Conforme Donald Trump surgía como el hijo predilecto a pesar de no ser el mayor, su padre por otro lado, haría tratos especiales y acuerdos para incrementar en particular, la fortuna de su hijo Donald.
En su investigación, el New York Times descubrió también que antes de que Donald Trump cumpliera sus 30 años de edad, ya había recibido alrededor de $9 millones por parte de su padre.
Realmente, con el paso del tiempo recibiría aún más, ya que en la actualidad serían alrededor de unos $413 millones, unos €362 millones, de acuerdo con la investigación del NYT, basada en las declaraciones de impuestos y registros financieros confidenciales.
En el proceso, parece que los Trump se tomaron algunas libertades para interpretar las leyes fiscales a su conveniencia, el New York Times descubrió, que también tramaban elaborados esquemas fiscales para evitar pagar impuestos sobre el patrimonio de su padre, incluido el entendimiento del valor del negocio familiar. Que de hecho, se convertiría en uno de los “hobbies” más importante para los hijos de Fred.
Los registros, indican que Trump ayudó a sus padres a tomar algunas deducciones fiscales indebidas valoradas en millones de dólares.
También ayudó a formular una estrategia para subestimar las propiedades inmobiliarias de su padre por cientos de miles de millones de dólares en declaraciones de impuestos, reduciendo dichas acciones, para cuando fueron transferidas a él y el resto de sus hermanos.
Es evidente que Trump, tomó un rol activo en dichas operaciones. Según expertos fiscales, las actividades en cuestión reflejan un complicado modelo de fraude, una especie de enturbiamiento deliberado de las aguas financieras.
En total, el New York Times documentó alrededor de 295 operaciones bancarias que Fred Trump creó a lo largo de 5 décadas para enriquecer a sus hijos, siendo Donald Trump el más beneficiado de ellos.
Pero con el transcurrir del tiempo, mientras Trump iba de un desastre financiero a otro, su padre encontró maneras de inyectarle más dinero a sus negocios.
Según unas declaraciones bajo confidencialidad, los registros muestran, que durante 1990 , Trump intentó reescribir el testamento de su padre, a medida de que Fred desconfiaba más en él: "Temía que su hijo utilizara todo el dinero para rescatar alguno que otro negocios fallidos."
Cuando se le solicitó comentarios sobre los hallazgos que publicó el New York Times, un abogado del presidente estadounidense envió una declaración por escrito en la que niega cualquier acto ilícito y en la cual asegura que de hecho:
"Mr. Trump mantuvo distancias con las transacciones irregulares que involucraban la riqueza de su familia."
Cualquiera puede entender el impulso de “Maquillar” el pasado para dar una buena y notable impresión. Para Trump, experto en crear y vender una marca con un cierto estilo de glamour exagerado, este elaborado embellecimiento de su imagen ha sido clave para su éxito y lo consiguió con un estilo desenfadado, a veces frio y frívolo.
Veteranos de los medios neoyorquinos, se sorprenden al enterarse de esta investigación, y todavía recuerdan con cierto humor, como el mismo Trump los llamaba haciéndose pasar por una tercera persona, un publicista llamado "Jhon Barron" o a veces "Jhon Miller", para agasajarlos con relatos de la glamurosa vida personal de él mismo (Donald J. Trump); con cuál celebridad o modelo estaba saliendo, en cuanto había incrementa su fortuna personal y que famosas actrices lo buscaban.
Tan excéntrico como extraño, pero todo con un propósito, fomentar una imagen de Donald Trump como el hombre en el pináculo de los negocios, quizás como el típico hombre que las mujeres adorarían y que otros quisieran imitar.
Este mito tomaría más auge, cuando Trump decidiera sacar al aire el programa: “The Apprentice (El Aprendiz)”, el cual interpretó el papel de un Dios empresarial todopoderoso y omnisapiente que podía crear o destruir las vidas de quienes llegaban ante él para ganar sus favores. "En ocasiones, Trump podía ser rudo y cruel, pero correcto a la hora de hablar y decir lo que los concursantes necesitaban escuchar para mejorar."
¿Cuál era el propósito de este programa de televisión?, Como la mayoría de los programas de telerrealidad y algunas veces sin sentido, promover la imagen dorada que Donald Trump junto con la ayuda de su padre había cultivado poco a poco durante toda su vida del imperio "TRUMP".
Con estos hallazgos acerca el funcionamiento interno de las fianzas de la familia Trump, alguno de los aspectos más sombríos y éticamente sospechosos de la creación del mito "Trump” hacen a resurgir eventos que no concuerdan del todo.
También se generan muchas preguntas, sobre todo, lo que todavía no sabemos acerca de este hombre y su imperio comercial, al ver como su imagen y sus movimientos están tan bien diseñados para la persona que Trump afirma ser.
El rasgo característico de su seguridad en ser un buen hombre de negocios y la heroica narrativa acerca de cómo se hizo multimillonario, solo con un pequeño préstamo y una gran mentalidad, hacen resurgir debate, sobre el derecho que los estadounidenses tienen a algunas respuestas.
Para empezar, seria antes de que se acabe este año, un gran momento para que el presidente de los Estados Unidos, Donald J. Trump, diera a conocer esas declaraciones de impuestos que hasta ahora se ha negado a divulgar.
En su libro de memorias y asesoramiento empresarial, "Trump: The Art of the Deal (El arte de la negociación)", publicado en 1987, Trump dio algunos punto de vista sobre los orígenes de su éxito, diciendo:
“Apelo a las fantasías de las personas. La gente probablemente no siempre piensa en grande, pero todavía pueden emocionarse mucho por quienes si lo hacen. Por eso, una pequeña hipérbole nunca hace daño. La gente quiere creer que algo es lo más grande, lo más grandioso y lo más espectacular. Lo llamo una hipérbole honesta. Es una forma inocente de exageración y una forma muy efectiva de promoción”.
Lo cierto es que cada vez más, la disposición de Trump de distorsionar la realidad y las reglas al servicio del “Mito Trump” y embellecer las cosas, se está viendo menos como una exageración inocente y más como un engaño malintencionado, con una gran porción de ilegalidad y corrupción.
No es la inspiradora historia que nos a echo creer a todos por muchos años, parece ser algo más oscuro y falso de los que imaginamos.
Aunque la estamos conociendo ahora, toda esta historia salió a la luz un 4 de mayo de 2004, de manera tranquila y no como esas presumidas conferencias de prensas que solía hacer, cuando Donald y sus hermanos anunciaron que vendieron el imperio que Mr. Fred Trump, su padre, había pasado 70 años construyendo con el sueño de que nunca saliera de su familia.
Ese mismo día también se conoció cuanto Donald Trump recibiría por su participación en el negocio de su padre, ¿su tajada? $177,3 millones, unos $236,2 millones en dólares de hoy.
[ Fuente: New York Times ]