Las ventas de la cadena de supermercados estadounidense Whole Foods Market -- ahora subsidiaria de Amazon.com -- se incrementaron a $3,73 mil millones (€3,2 mil millones) durante el 2017, impulsado por el apetito insaciable de los estadounidenses por los alimentos orgánicos y saludables.
A medida que los consumidores se vuelven más exigentes con lo que comen están dispuestos a pagar más dinero por los alimentos de mejor calidad o aquellos que sirven para elaborar dietas especiales. Por tal razón la industria de la comida orgánica crece rápidamente.
Estos alimentos se han vuelto muy populares; cada año se gastan $45 mil millones (€36,5 MM) en EEUU en comida orgánica. Actualmente estos alimentos están disponibles en todo el país en más de 25.000 tiendas. Eso es en 3 de cada 4 tiendas donde se ofrecen productos comestibles, indicó TechSci Research. Y se proyecta que la tasa crecerá cada año en un 16% hasta el 2020.
A nivel mundial, se calcula para el 2018 que la industria de alimentos orgánicos moverán una cantidad de $1,5 billones o 1,2 billones de euros, según las estimaciones de Euromonitor International.
Éxito de la comida orgánica
La tendencia de la comida orgánica está generando grandes ganancias a supermercados y pequeñas tiendas. Está el ejemplo de Thrive Market, un establecimiento de Los Ángeles que vende comida orgánica y productos de belleza. La tienda online de esa marca obtuvo ganancias de $10 millones (€8,1 millones) solo 17 meses después de su puesta en marcha.
Otra historia exitosa la protagonizó Feel Good Foods, una empresa con sede en Brooklyn que hace platos asiáticos congelados sin gluten. En los cuatro años de existencia de la marca la venta de sus productos ha tenido mucho éxito en tiendas como ShopRite y Wegmans. Cuenta con seis empleados a tiempo completo y $3 millones (€2,4 millones) en ingresos.
“Estamos sorprendidos por la forma cómo está creciendo esta industria año a año. Ha evolucionado en gran forma”, dijo Vanessa Phillips, CEO de Feel Good Foods.
Greg Wank, líder de la firma de contabilidad Anchin que trabaja para varias empresas de comida orgánica en Nueva York, destacó “el cambio radical en lo que las personas están comiendo y bebiendo. Ahora las personas no solo quieren quedar satisfechas. Desean comida que sea buena para su cuerpo y salud”.
Los inversores lo saben
Los inversionistas de capital de riesgo e inversores ángeles están respaldando la creación de marcas y tiendas dedicadas a la comida orgánica. El año pasado se invirtieron más de $2 mil millones (€1,6 mil millones) en este sector, de acuerdo a AgFunder.
“Cada año recibimos propuestas de 50 nuevos clientes, y 40 de ellos pertenecen al mercado de la comida saludable”, acotó Wank.
Los millonarios son clientes fieles de la comida orgánica, que además de estar muy de moda, realmente los ayuda a estar bien alimentados para soportar las arduas jornadas laborales. Los ricos aman las dietas y una de las más populares es la dieta paleo, que promueve los alimentos naturales que comían nuestros antepasados en la era paleolítica.
Sin embargo ¿las tiendas de comida orgánica tendrán éxito en cualquier ciudad?
Veamos el ejemplo de Stacey Schalaman, quien abrió una panadería llamada Liberated Specialty Foods en Madison, Alabama, centrándose en alimentos sin gluten ni granos. A pesar de que Madison es una ciudad muy pequeña, el negocio ha prosperado mucho. Ya cuenta con 8 empleados.
“Creo que muchos estadounidenses se están dando cuenta de lo dañino que son los alimentos que consumen a diario y por eso buscan opciones más saludables”, comentó Schalaman.
Esta nueva tendencia también favorece a las empresas que proporcionan ingredientes para preparar comida orgánica.
Pero los pequeños negocios no son los únicos beneficiados. Las grandes cadenas de supermercados ahora prestan más atención a lo que colocan en sus estantes, ya que los consumidores poseen más conocimientos de los productos que se llevan a casa.
Schwan Food Company, un fabricante de alimentos congelados con ventas de $3,2 mil millones (€2,5 mil millones), ha puesto en marcha un programa para simplificar las etiquetas de sus productos. De igual forma está comenzando a eliminar de sus comidas los productos impopulares como el jarabe de maíz de alta fructosa.
Varias compañías han contratado experimentados chefs para desarrollar esta nueva categoría de alimentos. Uno de los primeros pasos es suprimir los sabores artificiales.
La industria de la comida procesada le agrega a nuestras comidas una cantidad de ingredientes que en nada nos benefician, sino que por el contrario pueden generar diversas enfermedades y sobrepeso, un gravísimo problema que afecta a los estadounidenses de manera especial.
Será muy positivo si aprendemos sobre los alimentos que nos convienen y aquellos que no, para darle a nuestro organismo –y a nuestra familia- solo lo mejor.