En Cuba se respiran tiempos de cambio. El deshielo en la relación entre los jerarcas de la isla y el gobierno de Estados Unidos trae esperanza a un pueblo por primera vez desde hace casi 60 años, cuando triunfó la revolución liderada por Fidel Castro.
Hace pocos días Barack Obama hizo una visita histórica a Cuba, siendo el primer presidente estadounidense en pisar la isla en 88 años.
Los cubanos sueñan con el fin del embargo económico, vigente desde 1960, para poder relacionarse con el mundo en condiciones normales y así dejar atrás tantas prohibiciones a las que han estado sometidos durante décadas.
En los últimos años Cuba ha dado señales de evolución como nunca antes, desde que los guerrilleros tomaron el poder.
Por primera vez desde los años 60, a los ciudadanos se les permite hacerse cargo de sus posesiones materiales. La gente está mejor vestida y hay más coches en la carretera. También hay nuevos restaurantes, bares y hoteles.
En abril del año pasado Aribnb anunció el lanzamiento de operaciones en Cuba y una delegación de ex jugadores de la NBA dictaron clínicas a los atletas locales. Estados Unidos restableció el correo postal directo con la isla.
En el 2015 el turismo aumentó casi en un 20%. En un reportaje para The New Yorker realizado por el afamado periodista Jon Lee Anderson (probablemente el estadounidense que mejor conoce la realidad cubana y quien ha escrito la biografía más completa del “Che” Guevara) se lee que es normal encontrar en La Habana turistas europeos, canadienses, brasileños, chinos y de muchas otras nacionalidades.
También se ven muchos americanos. Y no solo personas de edad avanzada en sus viajes de retiro, sino también estudiantes universitarios.
La vida nocturna en La Habana, una vez moribunda, ha renacido. En una antigua fábrica de aceite de maní La Fábrica de Arte Cubano reúne a cineastas, fotógrafos, pintores y músicos.
En Las Vegas Cabaret se ofrece un espectáculo de travestis, algo impensado hace unos pocos años. En La Habana ahora consigues restaurantes de comida española, italiana, iraní, turca. Y también se le permite el ingreso al ciudadano cubano a estos locales.
Existe un nuevo grupo de ricos, además de los funcionarios del gobierno y un pequeño conglomerado de músicos. Con relativa frecuencia se ven transitar por las calles autos de lujo, como BMWs.
Aunque el gobierno no lo quiera admitir y asegure que se está llevando a cabo un proceso de “más socialismo”, los hechos hablan de cambios radicales y profundos.
Oportunidades de negocio
La flexibilidad en las leyes cubanas les ha permitido a algunos ciudadanos emprender negocios en la isla. Incluso aquellos que en el pasado abandonaron el país buscando un mejor futuro en Estados Unidos.
Es el caso de Hugo Cancio, quien salió de Cuba en el Éxodo del Mariel en 1980. Ahora, 35 años más tarde, es el CEO de una compañía llamada Fuego Enterprises, que se mueve libremente entre Cuba y Estados Unidos.
Al inicio esta empresa se dedicaba a los medios de comunicación y el entretenimiento, pero ahora también abarca el turismo, las telecomunicaciones y bienes raíces.
Cancio siente que en este momento Cuba, como cualquier país que atraviesa una transformación radical, es un lugar confuso para hacer negocios.
En los últimos años las empresas que han invertido en algún negocio en la isla han tenido resultados variados. Algunos inversionistas han tenido que abandonar la isla debido a los estrictos reglamentos gubernamentales.
Cancio, quien tiene una oficina y un apartamento en La Habana, lanzó una revista llamada “OnCuba” en el 2012, que tiene una línea editorial variada de entretenimiento y turismo, y se distribuye en librerías y quioscos.
La opresión del gobierno cubano también la vivió Cancio en carne propia. Fue expulsado de su colegio solo por contar un chiste en el que mencionaba a Fidel Castro de una forma jocosa.
Las autoridades de la institución le dijeron que había “traicionado la confianza de la Revolución”. Ese hecho le hizo entender a Hugo y a su madre que debían buscar un mejor país para hacer vida.
Ambos formaron parte de los “marielitos”, quienes en principio llegaron a Estados Unidos con muy mala reputación, ya que muchos de ellos habían participado en el asalto a la embajada de Perú en La Habana.
Pero eso no fue impedimento para que Cancio se esforzara por su futuro en Estados Unidos. Se graduó de la secundaria y trabajó en un restaurante como ayudante.
Luego consiguió un empleo en un concesionario Mitsubishi y a los seis meses lo nombraron gerente. Se casó y tuvo dos hijos. “Me compré mi primera casa, con una piscina”, recuerda Cancio. Es un logro que jamás hubiese podido alcanzar en Cuba.
A pesar de su éxito en Estados Unidos, sentía nostalgia por su gente y por su país.
A Hugo siempre le había gustado el mundo del espectáculo, así que creó una empresa de producción de conciertos y llevó a Estados Unidos a varios de los grupos musicales y cantantes más famosos de la isla.
Organizó presentaciones de Los Van Van, NG La Banda y Pablo Milanés. Produjo la primera gira de Silvio Rodríguez en Estados Unidos. “Llegamos a recaudar $1,8 millones (€1,6 millones) por venta de boletos”, asegura Cancio, quien comenzó a percibir los cambios que vendrían para la isla.
Ahí fue cuando tomó la decisión de crear la compañía Fuego, abrir una oficina en La Habana y hasta adquirir un apartamento. De esa manera pudo lograr su sueño de regresar a su país y verlo crecer.
Hugo Cancio aun siente que Cuba se encuentra atrapada en el tiempo, en el pasado, pero el panorama es mucho más alentador que años atrás.
Él, al igual que sus compatriotas, desea que pronto su amada isla vuelva a ser libre y recupere la magia como un hermoso destino no solo para los turistas, sino también para los locales.
[ Fuente: The New Yorker ]